El sensor más común de detección de movimiento es el sensor de infrarrojos pasivos. Otros tipos son los sensores ultrasónicos y de microondas. A pesar de que utilizan tecnologías diferentes, todos detectan movimiento que después se convierte en señales eléctricas. Si se confirma el movimiento, pueden activar distintas respuestas, como encender las luces o las alarmas.

La elección del mejor sensor dependerá de sus requisitos y uso previsto. Los sensores de infrarrojos pasivos son la opción más común y económica. Los sensores ultrasónicos y de microondas son más caros, pero también ofrecen más prestaciones, como rangos de detección mayores y la capacidad de sobrepasar obstáculos.

La detección de movimiento por infrarrojos pasivos utiliza sensores para detectar cambios en la radiación infrarroja que proviene de las personas u objetos en su campo de visión. Si se mueve un objeto o persona en el campo de los sensores, se creará un cambio en el patrón de radiación infrarroja, lo que activará los sensores. Puesto que la detección de movimiento por infrarrojos pasivos es una tecnología fiable y económica, se usa a menudo en sistemas de seguridad y controles de luces.

La detección de movimiento en 3D se usa en distintos campos: la vigilancia, la realidad virtual, la robótica y los videojuegos, entre otros. Suele emplear tecnologías avanzadas (como sensores de profundidad y cámaras estéreo) para rastrear movimientos en tres dimensiones en diversas direcciones y profundidades.

Los sensores de detección de movimiento por infrarrojos pasivos pueden tener dificultades a la hora de detectar movimiento a través de cristal, aunque es posible que algunos sensores puedan detectar cambios de temperatura en el cristal debido a un movimiento cercano. A pesar de que las condiciones lumínicas, los ángulos de la cámara y el tipo de cristal puedan repercutir en la precisión, las cámaras de seguridad con prestaciones de detección de movimiento suelen poder detectar el movimiento a través de cristal. No obstante, debe tener cuidado con las distorsiones visuales, como los reflejos o deslumbres.

Generalmente, los sensores interiores de rango corto pueden detectar movimiento a una distancia de hasta 3-6 metros (10-20 pies), mientras que los sensores exteriores de rango largo pueden hacerlo a distancias de 9 metros (30 pies) o más. Estos datos se basan en los sensores promedios de infrarrojos pasivos, ultrasónicos y de microondas, pero la información del rango exacto dependerá del modelo y la fabricación específicos del sensor.